23/11/2022
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El informador geselino Por El informador geselino

SORPRESAS Y ENIGMAS EN TORNO A LOS PAGOS DEL GRUPO CAPUTO A REVOLUCION FEDERAL

Copete: 

Los múltiples allanamientos realizados por la Justicia no sirvieron para determinar quién hizo y quién llevó a Neuquén los muebles por los que Jonathan Morel, líder de la violenta agrupación de ultraderecha, cobró casi 14 millones de pesos. Los investigadores sí encontraron a personas que le prestaron a Morel facturas truchas emitidas para la firma de la familia del exministro macrista Luis Caputo.

A la dificultad de encontrar a Caputo Hermanos S.A. y las empresas a las que, en teoría, Jonathan Morel, el líder de Revolución Federal, les derivó la fabricación de muebles, se sumaron otras sorpresas: en el allanamiento a la casa de una mujer que emitió facturas para la firma de la familia del exministro macrista de Finanzas Luis Caputo no sólo no había máquinas o infraestructura para fabricar nada, sino que ella reconoció que emitió al menos dos comprobantes por 3,4 millones de pesos porque conocía a Morel y, ante su pedido, le hizo “el favor de facturar”.

En un allanamiento en Espacio Añelo, el emprendimiento en Neuquén para el que supuestamente Morel proveyó muebles en grandes cantidades y por lo que cobró casi 14 millones de pesos, se constató que éstos existían, pero los investigadores no pudieron dar hasta ahora con la empresa y las personas que se ocuparon de transportarlos más de mil kilómetros. Tampoco está claro quién hizo qué mobiliario y se vienen medidas para cotejar si lo que se pagó se corresponde con los valores de mercado.

El propio Morel dijo en su indagatoria que recibió pagos por más de 13 millones de pesos, en una operación que le encargó Roxana Caputo, una de las hermanas del exministro que tuvo un cargo directivo en Caputo Hermanos. Pero aseguró que el dinero no llegó íntegro a su cuenta ni en blanco, lo que hizo crecer las sospechas sobre un posible financiamiento de las actividades violentas de su agrupación, que según el juez Marcelo Martínez de Giorgi, fueron centrales en engendrar un clima que tuvo como punto máximo el intento de magnicidio de Cristina Fernández de Kirchner.

Desde que comenzaron las inspecciones y allanamientos vinculados surgieron toda clase de bloopers y obstáculos: los domicilios que se supone que hicieron trabajos para Añelo –vía Morel–eran casas particulares donde con suerte se hacían patas para mesas o alguna cortina; Caputo Hermanos tampoco tenía sede en las direcciones consignadas y los agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) peregrinaron de un lado a otro.

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