En un contexto económico marcado por la inflación, el aumento de tarifas y la precarización laboral, los senadores nacionales se preparan para recibir un incremento salarial que los llevará a cobrar casi 10 millones de pesos mensuales a partir de enero. Este aumento, vinculado a la Ley de Enganche, mantiene a los legisladores atados a los incrementos salariales del Congreso, lo que asegura que sus ingresos siempre superen la inflación y las dificultades económicas que enfrenta la mayoría de la población.
El aumento comenzó con una modificación en abril de 2024, cuando las dietas de los senadores pasaron de 1,9 millones a 7,8 millones de pesos, pero continuó escalando con una nueva resolución que llevará el salario mensual a 9,5 millones de pesos a partir de enero. Mientras tanto, la inflación y los problemas económicos golpean a los ciudadanos, quienes luchan con salarios cada vez más bajos y una creciente precarización en el trabajo.
A pesar de las quejas de la sociedad, los senadores siguen acumulando sueldos astronómicos, desconectados de la realidad económica que enfrenta la mayoría. Mientras los jubilados reciben aumentos por debajo de la inflación y los trabajadores sufren la crisis, los legisladores se aseguran de que sus salarios sigan aumentando automáticamente. Ante las propuestas de congelar las dietas, la respuesta política parece ser un rotundo "no", dejando en evidencia la indiferencia de la clase política frente a las dificultades del pueblo.
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