Según los últimos datos del Indec, bajó la desigualdad en nuestro país. El índice de Gini se ubicó en 0,414 para el segundo trimestre de este año contra 0,434 del mismo período de 2021.
Este índice califica las diferencias entre dos extremos teóricos, siendo el cero la igualdad absoluta (toda una población con el mismo ingreso) y el 1 la desigualdad absoluta (todo el ingreso concentrado en una persona)
También se conoció la baja del desempleo a 6,9 con respecto al año pasado que era de 9,3.
Dos datos positivos, pese a que deben ser analizados en profundidad.
Una mejora en el índice de desigualdad puede ser consecuencia de emparejar para arriba... O para abajo.
Mejora el coeficiente de Gini como consecuencia de un mayor empleo pero empareja hacia abajo por la depresión de los ingresos frente a la inflación.
También se da un crecimiento del empleo paralelamente a un aumento de la informalidad.
Muchos trabajadores formales refuerzan su ingreso insuficiente con una segunda actividad informal.
De todas maneras, la baja del desempleo es positiva y real.
El desempleo no se mide, como podría suponerse, contabilizando la población sin trabajo sino sobre las personas que buscan trabajo y no lo consiguen.
En épocas del menemismo y el macrismo, esa metodología se alteraba por el efecto decepción. Personas que dejaban de buscar porque sabían que no iban a conseguir a pesar de su esfuerzo y el gasto en transporte que esa búsqueda infructuosa demandaba.
Esta vez la baja del desempleo es real, aunque la calidad del empleo es baja en cuanto a formalidad y remuneración.
Dos indicadores positivos, desigualdad y desempleo en baja, a pesar de las carencias que surgen del análisis.
Y lo que no para de subir es la inflación, que seguirá siendo alta el año que viene.
La tasa de interés positiva que pone el Banco Central por orden del FMI y la inflación proyectada de 60% anual en el proyecto de presupuesto para 2023, nos remite a una inflación alta oficial (60% anual significa 4% mensual).
En un marco de crecimiento de la actividad económica como el que estamos transitando, la inflación es la transferencia de recursos de los trabajadores a los sectores concentrados de la economía.
Más en criollo, sacarle a los pobres para dárselo a los ricos.
Mejor definido aún por la Señora que sabe, el crecimiento se lo están quedando cuatro o cinco vivos...
¿Que pueden hacer los trabajadores para revertir esta situación?
Como la inflación ya está decretada (en la primera versión de Precios Cuidados hubo una firmeza desde el Gobierno que fué acompañada por la participación militante y popular en los controles, pero esta vez no hay vocación de confrontar desde el Gobierno con los formadores de precios) la pelea en el corto plazo debe ser por el ingreso.
Salarios, bonos, Ingreso Universal, etc. deben movilizarnos, la calle es nuestro motor en la puja distributiva.
En el mediano plazo, conseguir que en 2023 no pasen a gobernarnos los que ya nos endeudaron y destruyeron la economía.
Ninguna mejora en la macro ni en la micro ni el futuro como proveedores de alimentos y energía al mundo tiene sentido si el neoliberalismo se la vuelve a apropiar y fugar.
El largo plazo está por construir.
Desarrollo con inclusión, justicia social y soberanía económica, en el marco de un nuevo gobierno Nacional y Popular.
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