28/09/2022
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El informador geselino Por El informador geselino

FABRICARON LOS "BARBIJOS DEL CONICET" Y AHORA APUESTAN A LA ROPA "ANTIVIRAL" Y "COLITAS ANTI-PIOJOS"

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La pyme Kovi fabricó más de 10 millones de barbijos Atom Protect y facturó más de $1.500 millones, aunque hoy los tapabocas representan apenas el 10 por ciento de su producción. Los dos productos que lanzarán en las próximas semanas y la expansión de la industria textil con ciencia y nanotecnología.
 

Corría la primera semana de cuarentena estricta, en marzo de 2020. Encerrado en su casa, Alan Gontmaher, dueño de Kovi, una fábrica de toallas que debía permanecer cerrada por el aislamiento, se puso a leer sobre nanotecnología: tenía bastante avanzada la idea de desarrollar un producto que no dejara olor y que eliminara las bacterias y se le ocurrió que podría aplicar sus conocimientos para diseñar el “mejor barbijo del mundo”. Meses después, en conjunto con investigadoras de la Universidad Nacional de San Martín y el Conicet lanzaron a las calles la mascarilla Atom Protect, un sello del Covid en la Argentina, que rápidamente se adueñó de las calles, transporte público, oficinas, escuelas y cualquier evento masivo.

Dos años más tarde, con más de 10 millones de barbijos fabricados y la novedad de que días atrás el Gobierno dispuso que ya no es más obligatorio utilizar barbijo en ningún lugar cerrado, el dueño Kovi, la firma que produce los Atom Protect, adelanta los dos nuevos productos con los que planea volver a revolucionar la industria textil y lanza una definición: “Sin ciencia es difícil que Argentina tenga una industria con potencia, no hay otra alternativa”.

Al ritmo de la caída de los contagios de Covid y la flexibilización de casi todos los protocolos sanitarios, ya casi no hay presencia del barbijo en ningún ámbito: en la calle no es obligatorio desde octubre de 2021, mientras que en el transporte público ya es una excepción y no la regla.

En este contexto, Gontmaher explica que los niveles de producción del “superbarbijo” del Conicet están en el mínimo, muy lejos de los picos que alcanzaron en 2021, cuando la demanda fue muy alta producto de la cantidad de casos de coronavirus. “Hoy es un remanente, un 10 por ciento de lo que se fabricaba en los momentos de mayor producción”, cuenta.

Los primeros barbijos del Conicet vieron las calles en agosto de 2020, con la novedad de un diseño llamativo, que era capaz de eliminar el virus del SARS-Cov-2 en cinco minutos y ayudar a evitar contagios. Costaban menos de 400 pesos, pero duraban de 10 a 15 lavados. Al principio, fueron de un color celeste, aunque rápidamente cambió a un tono violeta. El furor fue total y luego empezaron a aparecer otros diseños, primero en gris, luego en negro. Con el tiempo, también salieron a la venta otros productos, como sanitizantes y jabones, siempre con tecnología antiviral.

 

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