En la tarde del viernes 29 de mayo el bloque de la mayoría legislativa aprobó una ordenanza que modifica el Código de Ordenamiento Urbano para generar lotes para construir viviendas del crédito Procrear
No era necesario que termine en escándalo, con gritos, insultos y arrebatos de violencia contra los concejales radicales que desnivelaron la votación empatada en siete votos para cada bloque. Cabe destacar que el mérito del radicalismo fue lograr unir al Frente Para la Victoria con el Frente Renovador para lograr el número necesario. Tuvo que desempatar el presidente del cuerpo, el concejal Sergio Cabutti con una sonrisa en su rostro.
Todos eran conocedores de la urgencia de unas 60 familias que tienen otorgado el crédito Procrear desde hace ya dos años, que está paralizado por el incremento especulativo del precio de la tierra en Villa Gesell. En la sesión se presentó un proyecto del Departamento Ejecutivo, uno de similares características presentó el bloque del Frente Para La Victoria y el radicalismo presentó su propio proyecto que incluía unas hectáreas para el Procrear y otras destinadas al viejo, pero remozado programa “Mi Lote”, una propuesta electoral que data de la campaña del 2011.
Vaya a saber por qué razón personalista y caprichosa los radicales insistieron en reflotar el viejo proyecto en este momento en que el debate pasaba por otro carril. En la sesión extraordinaria debía debatirse la modificación del Código Urbano para generar los lotes suficientes para los beneficiarios del Procrear. No era el momento porque el debate era otro. La modificación del proyecto original trae algunos retrasos innecesarios que amenazan a estas familias con la desafectación del crédito. En realidad esto se dijo en la sesión, si bien los radicales dudan de esta afirmación, podrían haber tomado la precaución de averiguarlo. Es que este radicalismo versión 2015 tiene la costumbre de esperar que la información le llegue a sus manos, la espera y si no llega al recinto responsabiliza al oficialismo por la demora. En pocas oportunidades sorprendió con información desconocida o nueva.
Hay veces en que la urgencia social debe ser priorizada porque se trata de eso precisamente: Urgencias que deben ser consideradas con un tratamiento distinto. De eso se trata esta tarea de legislar en beneficio de los vecinos y en este caso de vecinos detrás de un objetivo vital como es la vivienda propia.
No fue así. Hubo dos concejales del Frente Renovador que cambiaron sus posturas por la urgencia y la necesidad de la gente. Lo hicieron porque nada cambiaba para ellos. Atilio Roncoroni es un crítico de la ley de hábitat y de los barrios informales pero entendió que este es otro caso y cambió sus postura. El radicalismo sabe que su mayoría es definitoria y por eso lo invadió su egoísmo, su egocentrismo, su sentido de venganza de tantos años en que la mayoría estuvo en manos del Frente Para la Victoria y perdió votaciones con argumentos insostenibles. Pero la ley del Talión no ayuda a crecer, no lo convierten en mejores concejales, en tal caso lo hacen iguales. Los iguala en el capricho. El radicalismo no pudo ni supo ceder en su postura.
El radicalismo jugó con fuego, se negó para sí mismo la posibilidad de creer en la gente, en su lugar hizo lo contrario; sospechó, vio en estos vecinos a militantes peronistas y se olvidó de ser por una vez socialmente popular. Este viernes justificó con plenitud su acuerdo con el macrismo.
El Frente para la Victoria por su parte sabe también que con la mayoría enfrente no puede darse estos lujos de debatir para perder, sabe que no podrá convencerlos de la necesidad y menos ganarle. No puede permitirse perder este tiempo y dejar pasar el tiempo porque de lo contrario pasan estas cosas.
La sesión termino en escándalo, se retiraron los concejales del Frente para la Victoria y luego los del Frente Renovador ante el griterío de los vecinos indignados. Un bochorno innecesario, antisocial y evitable.
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