No hay razones económicas valederas para esta corrida del dólar.
Después del canje exitoso con los bonistas en moneda extranjera, que deja prácticamente sin vencimientos de deuda todo el 2021 y totalmente sustentable el resto del período de gobierno, después de una caída del riesgo país de mil puntos en un solo día, con balanza comercial positiva, reservas suficientes y una incipiente reactivación económica, no hay razones económicas que expliquen la suba de los distintos tipos de dólares paralelos.
Es evidente que hay una operación política del capital concentrado, como una acción más de la movida destituyente, tal vez la más agresiva.
No hay un atraso cambiario, el dólar oficial subió de 60 a 82 en este año y viene acompañando la inflación.
Algunas medidas para quitar incentivo a la compra del dólar ahorro, para proteger las reservas, y la emisión monetaria para atender las necesidades en la pandemia, son motivo de suba del dólar blue pero no en esta magnitud.
Esta ofensiva cambiaría obedece a operaciones del capital financiero y de los agroexportadores.
Estos sectores quieren forzar una mega devaluación y cómo manejan un gran volumen de fondos especulativos presionan sobre el contado con liquidación y el dólar blue.
Una devaluación de la magnitud que pretenden forzar se trasladaría a precios con consecuencias gravísimas para la economía popular.
EL GOBIERNO ASEGURA QUE NO VA A DEVALUAR.
El ministro Martín Guzmán explicaba que los motivos por los que los gobiernos se ven forzados a devaluar son:
CUANDO TIENEN UNA BALANZA COMERCIAL NEGATIVA.
CUANDO HAY ESCASEZ DE DOLARES.
CUANDO ENFRENTA GRANDES VENCIMIENTOS DE DEUDA.
Ninguna de estas situaciones se verifica en nuestra economía actual.
En las pantallas de los medios se ven las cotizaciones de las diferentes variedades de dólar paralelo con fondo de llamas pero en la realidad no se ven escenas típicas de otras corridas cambiarias, gente rodeando "arbolitos" ni operadores de mesas de dinero atosigados por pedidos de compra y venta.
Argentina hoy no tiene atraso cambiario con respecto a la inflación, ni vencimientos de deuda, ni déficit comercial, ni falta de reservas ni demanda de dólares por turismo.
En resumen, no hay razones económicas para una crisis cambiaria, pero hay una crisis cambiaria.
La crisis es de raíz política, es un golpe de mercado.
Y el gobierno, que hasta ahora reaccionó sin éxito con medidas de "mercado", tendría que considerar actuar políticamente sobre los que operan, las entidades financieras que abastecen las "cuevas", operadores "truchos" del contado con liquidación y agentes de comercio exterior que ocultan y desvían operaciones.
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