27/07/2014
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Julio Carabajal Por Julio Carabajal

Nace el Ernetismo sin Erneta

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Horas antes del acto de inauguración de la nueva sede del Consejo del partido Justicialista el intendente Gustavo Barrera preguntaba a quién se lo cruzaba si debía estar presente en el acto. La mayoría le dijo que debía estar.

“Parece pero no es” y más de uno se habrá llevado una sorpresa el sábado pasado cuando los experimentados militantes peronistas de Villa Gesell esperaban que no fuera o quizás una declaración de guerra del “conductor”, Jorge Rodríguez Erneta. Pero Gustavo Barrera se destapó como un dirigente previsor que supo amar una estrategia que nadie, ni el más avezado del peronismo geselino se hubiera atrevido a pensar. En efecto el actual intendente no llegó solo a la inauguración de la nueva sede del Partido Justicialista. Su entrada se pareció más a la de un dirigente con fuerza propia, con ese aura de lo nuevo, de distinto, acompañado por el gremio de los Camioneros de Hugo Moyano y “La Campora”.

Quizás lo subestimaron, quizás nadie no lo conocía, quizás él no se mostró como era o cambió cuando llegó a lo más alto del poder en Villa Gesell. Lo cierto es que Gustavo Barrera copó el acto de inauguración de la nueva sede del local peronista. Con esta estrategia logró sorprender, evitar la crítica y convertirse en centro del acto por el 62 Aniversario de la muerte de Eva Duarte.  

Si hasta la nueva sede partidaria fue un lugar nuevo, un mensaje para dejar atrás el pasado y ese pasado quedó en el viejo y gran local que cobijo la era Erneta que ya terminó. Si hasta el mismo Erneta debe reconocer por estas horas que él ya es parte del pasado. Comenzó una nueva historia del peronismo en Villa Gesell y es una buena oportunidad para romper con la regla de las  maliciosas internas que favorecen a la oposición. El cambio de un líder por otro en la previa de un proceso electoral es saludable para el partido que se lo propone.

El único orador del acto fue Jorge Rodríguez Erneta  y ante un mínimo gesto de este las “masas” presentes hubieran arrasado al intruso, pero el líder está en otra, juega en liga mayores, está con los grandes, con los presidenciables, donde la caja es más abultada y el poder  omnímodo. Villa Gesell le sirvió a ese proyecto. En sus palabras no hubo una sola alusión al intendente actual, ese que él mismo eligió para que lo sucediera en el mando. Lo ninguneó, ni lo nombró frente a sus más encomiables colaboradores que fueron dejados de lado por Barrera. Estos que esperaban una palabra, una crítica, no escucharon nada de Erneta y la congoja los abordó por la liviandad del “conductor”.

Rodríguez Erneta tiene otros problemas más graves que Villa Gesell y Barrera, debe responder por sus supuestas propiedades en Miami, esto ya es un problema nacional que afecta la imagen su “amigo” presidenciable Florencio Randazzo, también debe sortear a la justicia por las ocho empresas fantasmas que facturaron casi 20 millones de pesos durante su gestión y debe responder o anunciar el final de  su ciclo a quiénes esperan de él algo más que un abrazo, una palabra o un gesto de “compañero”.

Es de imaginar que habrá una interna pero en este punto se desconoce si uno de los sectores es el Ernetismo puro. Por lo que aparece en el horizonte será entre Barrera y los hijos y viudas de Erneta, una suerte de Ernetismo sin Erneta.

      

 

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