La marcha del 18 F fue masiva. Se movilizó el pueblo y el pueblo, se sabe, no es golpista. La gente simplemente se manifiesta en contra de las medidas y actitudes que toma el gobierno de Cristina con referencia a este caso
El oficialismo cometió el grave error de criticar, denostar o descalificar la marcha que se realizó este miércoles 18 de febrero por el esclarecimiento de la muerte de fiscal Alberto Nisman y por el fin de la impunidad y la corrupción. Fue una marcha multitudinaria, masiva, respetuosa, sin incidentes ni insultos. Dicen que el silencio duele cuando se escucha y con esta marcha se hizo escuchar en varias ciudades del país. Es imposible pensar que esa multitud pretenda destituir al gobierno cuando todos saben que finaliza su mandato en diciembre de este año. La descalificación de golpista chocó de frente con una realidad numerosa, contundente que ni la lluvia torrencial pudo frenar.
No hubo escenarios, ni vales por choripanes, Luis De Lia no pagó a una barrabrava para movilizar, no hubo recitales donde cantara León o Fito ni La Mancha de Rolando, No hubo nada del cotillón kirchnerista habitual para movilizar.
Estos 300 mil “golpistas” se movilizaron solos, no necesitaron micros que los transporten hasta la plaza de Mayo, no los convocó Cristina, no hubo odio, tampoco insultos. Es posible que el oficialismo no viera esto. Acaso no fue claro. Los medios ultraoficialistas comenzaron a difundir los antecedentes oscuros de los cinco fiscales convocantes y se olvidaron que a la gente no le importa porque los motivos de la movilización eran otros:. homenaje a Nisman, por la inseguridad, contra la impunidad y la soberbia y por el fin de la corrupción. La gente dijo basta, porque se cansó de la retórica insensata de Cristina, de los altos salarios de los funcionarios, de las cadenas nacionales para difundir la nada o para inaugurar una obra que ya funciona desde hace años. La gente se movilizó en silencio, con respeto, no le intereso las corporaciones, ni los variados calificativos de golpes que suele usar el kirchnerismo cuando se enoja. Se movilizó bajo la lluvia, con paraguas, camino, contra el discurso oficial siempre arrogante y reiterativo. .
Aquí en Villa Gesell la movilización también tuvo su punto de encuentro en la Plaza Primera Junta cuando un grupo de residentes y turistas se concentraron en silencio en la plaza. Silencio, himno, aplausos y otra vez el silencio. Eso era todo, sin embargo ese acto simple, humilde, le duele al oficialismo tanto que no puede callarse y respetar la diversidad de opinión. Eso se llama democracia, la misma que dicen defender.
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