La historia de la foto del paraguas que dio lugar al día del Militante Peronista fue tomada el 17 de Noviembre de 1972 en el Aeropuerto de Ezeiza. Un momento histórico que marcó el comienzo de una masacre sin precedentes. Dio lugar al día del militante peronista.
Mi madre era peronista de la primera hora, igual que todas las mujeres y algunos de los hombres de la familia. Era tan peronista que recibió una vivienda en el barrio Los Perales en Mataderos de manos de Eva Perón. Mamá quedó deslumbrada de aquella mujer joven, hermosa y llena de luz que la bendijo como si fuera un ángel protector.
El peronismo de mi madre fue influyente en la vida de la familia,pero los hijos de aquella dama trabajadora, mi hermano y yo nos repartimos entre la indiferencia política de Roberto y la militancia en la izquierda de mi parte. No obstante, cuando mi madre, petisa y chiquita nos dijo que se iba a Ezeiza a recibir a Juan Perón, decidimos acompañarla. Estaba nublado, lloviznaba y hacía frio. Eran las nueve de la mañana. Por esa decisión de mi madre, mi hermano y yo fuimos testigos presenciales de ese instante histórico.
Cuando Perón bajó del avión, lo esperaban José Ignacio Rucci y Juan Manuel Abal Medina, hermano de Fernando fundador de Los Montoneros y ajusticiador del General Pedro Aramburu. Perón saludó, Rucci lo cubrió con el paraguas, y luego subieron al auto. El aire se cortaba con cuchillo. La crónica histórica dice que Perón respondió al joven secretario General del PJ: "Tranquilo, doctor. Vengo armado".
El presidente de facto Alejandro Lanusse, había declarado: "A Perón no le da el cuero para volver". José Ignacio Rucci era el líder de la CGT y Abal Medina era secretario general del justicialismo. Tenía 26 años, pelo engominado y gesto de preocupación. Así se lo ve en la foto junto a Rucci, al paraguas y a Perón, que levantaba los brazos sin desabrocharse el saco para no dejar al aire su secreto.
La fotografía remite al 17 de noviembre de 1972 ya se sabe. Es una imagen que permite descifrar la complejidad de una época, sino también advierte sobre el devenir político que deberá soportar la Argentina durante los próximos años.
Mi hermano Roberto, mi madre Elena y yo caminábamos por la autopista Ricchieri en dirección al Aeropuerto. El avión llegaba a las 11 de la mañana de un día no laborable. Miles de argentinos hicieron el mismo recorrido pero no llegaron y para nosotros no sería el único. El 25 de Mayo de 1973 lo volveríamos hacer porque mamá volvió a encapricharse con ese peronismo ancestral. Pero ese día fue peor y forma parte de una historia diferente en el mismo país.
La imagen
En la foto y los que observamos desde la terraza del Aeropuerto después de correr a mi madre y sortear la estricta seguridad de la Fuerza Aérea. “Juan Domingo Perón aparece rodeado por varios hombres. Sus manos sellan su brazo izquierdo y su brazo derecho que se extienden abrazando en el vacío a su movimiento. Un paraguas que se volvería histórico. Lo sostiene el secretario general de la CGT y ese arco impermeable que al descender en el aeropuerto de Ezeiza cubrió de la llovizna al ex presidente es equiparable al apoyo político que recibe José Ignacio Rucci”.
“A su lado está el secretario general del partido. Un joven de veintisiete años, proveniente del nacionalismo católico y hermano de quien fuera uno de los fundadores de la organización Montoneros. Juan Manuel Abal Medina aparece reflexivo, como abstraído de la escena”.
“A la derecha del general Perón, su secretario privado, José López Rega, saluda dejando entrever en la inmovilidad de su brazo el signo de su ideología. A su lado, sonríe el teniente coronel (RE) Jorge Osinde, quien fuera asesor militar de Perón y jefe de Coordinación Federal durante su gobierno en el año 1951, y en diagonal y de espaldas ingresa el último delegado personal del ex presidente, el doctor Héctor J. Cámpora”.
En el vuelo 3584 de Alitalia a un costo de 55 mil dólares, Perón e Isabel venían en primera. En la clase turista se mezclaban Lorenzo Miguel, Casildo Herreras, Deolindo Bittel, Carlos Menem, Oscar Bidegain y Ricardo Obregón Cano con los curas tercermundistas Carlos Múgica y Jorge Vernazza, el futbolista José Sanfilippo y el cantante de tangos Oscar Alonso, el boxeador Abel Cachazú y el historiador José María Rosa, al lado de Hugo del Carril, Leonardo Favio, Chunchuna Villafañe, Marilina Ross y Nilda Garre. Entre los 153 pasajeros cuidadosamente seleccionados figuraban la escritora Martha Lynch, el entonces popular autor teatral Juan Carlos Gené y hasta el cardiocirujano Miguel Bellizi, quien venía de hacer el primer trasplante de corazón en la Argentina. De la vieja guardia peronista sobresalía Juana Larrauri. Había una plantilla de ministros de Economía (Alfredo Gómez Morales, Pedro Bonani, Antonio Cafiero), un futuro canciller menemista (Guido Di Tella), alguien que tras sufrir la desaparición de una hija devendría dirigente de derechos humanos (Emilio Mignone) y un periodista enviado por Canal 11 que por esas horas se convirtió al lopezrreguismo (Jorge Conti) junto a Sergio Villaruel enviado de Canal 13. Viajaban como políticos los médicos Raúl Matera y Jorge Taiana. No faltaban militares retirados: el coronel croata Milo de Bogetich, el capitán de navío Ricardo Anzorena (de decisiva injerencia en la lista de pasajeros, resuelta en definitiva por Perón), el comodoro Arturo Pons Bedoya y el general Ernesto Fatigatti.
Mi madre ya no está, a mi hermano ya no lo veo seguido, la vida nos distanció y la mayoría de esos pasajeros fallecieron. Hoy soy un sobreviviente de todo lo que paso después de aquel episodio y su histórica foto. Desde aquella foto murieron miles de argentinos por ese hombre que llegó en aquel avión que nunca fue negro, un mito creado por el imaginario peronista. Hoy el peronismo vive sin Perón desde 1974, duró poco el sueño del regreso y la felicidad del pueblo. Dicen que el matrimonio Kirchner son la descendencia de aquel líder, sin embargo, ni Cristina ni Néstor recordaron ese día, ni lo mencionan, ni lo recuerdan.
Todos los derechos compartidos