Prendo la televisión y en los principales canales de noticias, sospechosamente alineados con el macrismo y su modelo de país, los panelistas y periodistas reiteran una y otra vez que el kirchnerismo tiene que hacer autocrítica. ¿Estamos en 2015, con Cristina Fernández todavía sentada en el sillón de Rivadavia? No. ¿Estamos hablando del kirchnerismo, ese movimiento político que una y otra vez se ha dado por muerto para los principales editorialistas de TN, Clarín y La Nación? Sí, de ese mismo.
Con una nueva elección a pocos meses de llevarse a cabo, los medios parecen más interesados en seguir hablando de los defectos y virtudes (aunque de estas se habla mucho menos) del gobierno kirchnerista, y de esa forma ignorar las medidas atroces que han sido tomadas durante ESTE gobierno, el del bailarín del balcón, el gato Mauricio Macri. Medidas como el 2x1 a los genocidas condenados (qué no habría sido posible sin aval e impulso del gobierno nacional), la quita de subsidios a los discapacitados, la quita de retenciones al agro y a las mineras, los tarifazos de agua, luz y gas, la baja de impuestos a los autos de lujo y al champagne, vamos, cosas muy propias del sector popular, ¿o no?
¿Por qué en vez de pedirle a traidores del voto kirchnerista como Abal Medina y Bossio que hagan autocrítica del kirchnerismo, no les preguntan por qué votaron a favor o se ausentaron para no votar en contra de polémicas medidas como el pago a los fondos buitre? ¿Por qué en vez de hablar del presente y de la construcción del futuro se exige hablar únicamente de 12 años de gobierno kirchnerista? Pareciera que los medios quieren que lo único que se discuta es la corrupción, y no la política. En vez de dejar que los jueces actúen, e informar de las sentencias, los medios se la pasan guiando las investigaciones y llegando a sus propias conclusiones. Luego de imprimir páginas y páginas de conjeturas y sospechas mentirosas, nunca hay una disculpa o una retractación pública. Y entonces, ante este estado de las cosas, un kirchnerista en vez de hacer autocrítica tiene que parar la pelota y denunciar que, mientras te ponen el elefante de la corrupción adelante para distraer, por detrás pasan miles de cosas peores.
Que quede claro, la corrupción hay que repudiarla y eliminarla. Pero no van a ser Polino, De Brito, Nelson Castro o Lanata con sus entrevistas e investigaciones quiénes lo hagan. Los periodistas políticos tienen que informar, no conjeturar y tirar hipótesis abusando del condicional para después ignorar lo que escribieron y empezar una nueva operación política. Informar requiere que chequeen la información, que vayan a las fuentes, que le pregunten a cada político ¿vos qué propones? ¿qué medida tomas? ¿de dónde sacas el dinero para hacerlo? Y después, si el político dijo que iba a hacer algo y no lo hace, ahí preguntarle, ¿por qué dijiste esto y al final hiciste lo contrario?
Porque 2017 es un año electoral de nuevo, y nos está gobernando un tipo que dijo que iba a haber pobreza 0, que la inflación iba a ser lo más sencillo de solucionar y que no ibas a perder nada de lo que tenías. Y fue todo mentira, y mucha gente fue engañada y nadie lo remarca. Entonces, antes de hablar de la autocrítica kirchnerista, un gobierno que estuvo 12 años e hizo un montón de cosas bien y otras tantas mal, hablemos de lo que está pasando. Porque los 170.000 discapacitados sin pensión son de ahora, los 200.000 empleos que se perdieron de 2016 para acá, son de ahora. El kirchnerismo hace autocrítica para adentro, y los jueces están investigando los casos de corrupción, habrá que ver cuáles son verdad y cuáles son únicamente humo, distracción para la platea.
Pero si queremos votantes más formados, empecemos a informar. Preguntemos a los que se presentan a elecciones, qué van a hacer y CÓMO. Anotemos lo que dicen y comparemos si lo hacen cuando ganen. Porque una cosa es que te engañen y por ingenuo les creas. Pero otra cosa es un aparato mediático convenciéndote de que Macri es bueno y que no va a robar porque es rico, porque ese es el sentido común de cuarta que instauran. Cuando gran parte de la sociedad te venía avisando que Macri es SOCMA, Macri es uno de los principales socios civiles de la dictadura, y Macri es gato.
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