Con un Brasil entumecido por la crisis institucional y economica, un gobierno de legitimidad dudosa (con poquisima validacion popular, menos del 5%) y enroscado en una espiral de violencia callejera en ascenso (19 de las 50 ciudades mas peligrosas del mundo pertenecen a Brasil), de los margenes mas bizarros de la politica Brasileira emerge una dinastia de politicos de Ultraderecha, los Bolsonaro.
Cuatro hermanos (todos estrategicamente posicionados en cargos politicos) y el patriarca, un comandante retirado de las fuerzas armadas, que habla el lenguaje del pueblo, pero emite el mensaje mas temido. Reivindicador de la dictadura (“La dictadura debería haber matado a 30.000 personas más, comenzando por el Congreso y el presidente Fernando Henrique Cardoso”), homofobo ("No podria amar a un hijo gay. Prefiero que muera en un accidente"), misogino ("No la voy a violar, por que no se lo merece"), autoritario (Dijo abiertamente que no iba a reconocer una eleccion donde no ganase). Promete violencia, palo, recrudecimiento de las fuerzas de seguridad, en un terreno donde la violencia crece dia a dia, y como dijo el periodista Demetrio Magnoli, “la idea de que la sociedad civil es una enfermedad degenerativa recurrente y que la salud nacional depende de intervenciones quirúrgicas militares está grabada en mármol en la historia de Brasil”
Su existencia como candidato politico, muestra la crisis del sistema de gobierno representativo en Brasil. Pero no viene sola. Por que la crisis no es brasilera, es global. El ascenso de presidentes como Rodrigo Duterte en filipinas, Sebastian Kurz en Austria, Donald Trump en EEUU y varios ejemplos mas que hay alrededor del mundo (incluido Gnarr en Islandia, aunque diametralmente opuesto en cuestiones ideologicas) marca la pauta que podria ganar tranquilamente, siendo lo que es, un marginal que emerge de las condiciones marginales de la vida en Brasil (Ojo que no hablo de los argentinos que viven en las ciudades costeras a puro coco fumando porro y tomando cachaca, atenti, aca estamos hablando de un pais con un 14% de desocupacion y mas del 50% de pobreza, con otro tanto de extrema miseria, con el sistema de salud colapsado y muchos mas problemas de infraestructura)
A estas condiciones de vida marginales no se llega por que si, no esta grabado en la memoria genetica de un pueblo. Se llega a traves de un larguisimo camino de terribles decisiones a nivel gubernamental, de profundos pozos que se cavan con decadas (y hasta siglos) de anticipacion. Hay un proceso mediante el cual se llega a ese punto de degradacion de las instituciones y de calidad de vida. El mismo desinteres absoluto por sus condiciones (que de cierta manera, es lo que añora aquel que se va a vivir de los cocos y la cachaca a la playita verdiazul del nordeste de Brasil) del pueblo brasileño es un sintoma mas de la crisis y de la falla total del sistema.
Y es a partir de estas fallas del sistema que aparecen estos personajes bizarros. Aca en argentina, ese pensamiento se expresa a traves de figuras reconocidas (idolatradas y odiadas al mismo tiempo) como Etchecopar, Feinmann, Iorio, el tipo ese de la Berisso, el comediante ese que hacia de Naboletti (no entiendo por que le pasan cabida a ese tipo) y esa bajada de linea.
¿Y todo esto lo digo por que? Por que hay que mirarlos de cerca a esos tipos. Son lo que se viene. Ante una sociedad (no solo en argentina, sino global) que esta absolutamente descreida del sistema y el establishment (y ven las criticas a este tipo de personajes como respuestas del sistema al que desprecian, por lo tanto, los validan en el imaginario popular como antisistema) cualquier personaje que simule estar por afuera inmaculado de la mancha politica podria ser el proximo presidente, aca y en cualquier lado.
Asi las cosas, lo mejor es tratar de leer el metamensaje atras de los personajes a los que escuchamos. Si te abrigas, prevenis la gripe. Si interpretas, prevenis los desastres.
Todos los derechos compartidos