Aunque podría funcionar como una aliada para combatir el calentamiento global, en la práctica consume tanta energía que pone en jaque al planeta. ¿Por qué Milei propone a la Patagonia como centro de innovación?
Por Pablo Esteban para Pagina 12
La Inteligencia Artificial es empleada, según sus impulsores, para mejorar la vida en la Tierra. Sin embargo, poco se dice acerca de cómo el progreso, en muchos casos, tiene su reverso, su cara oculta y dramática. En este caso, el nudo radica en el impacto ambiental que la infraestructura vinculada a los sistemas de IA puede tener al acelerar el consumo energético, el gasto hídrico y las emisiones de gases de efecto invernadero. Así es cómo la tecnología que la humanidad crea, lejos de resolver los problemas, contribuye a empeorarlos.
En un diálogo reciente con Alejandro Fantino, Javier Milei dijo: “Mi objetivo es que en 40 años Argentina sea una de las principales potencias mundiales y todo lo que estamos haciendo con Reidel en materia de Inteligencia Artificial es para acelerar la convergencia. La Inteligencia Artificial tiene un efecto muy similar al de la Revolución Industrial, que se caracterizó por un aumento fenomenal de la productividad. El efecto que causa la Inteligencia Artificial es el mismo, pero muchísimo más violento”. Luego, explicó su plan de que Argentina se convirtiera en uno de los cuatro polos de IA en el mundo. Frente a una China “que no sabemos qué está haciendo”, una Europa “que regula todo, por lo tanto lo destruye todo” y EEUU que está en una “posición tibia”, “nosotros tenemos todo para ser una potencia en Inteligencia Artificial”. Y con ese “todo” el presidente se refirió a los recursos humanos --“la cantidad de pibes que hay programando no te das una idea”-- a la energía --necesaria para que “trabajen los centros de datos donde aprenden los algoritmos”-- y el frío --para “que consuman menos las máquinas”--. Y sintetizó frente al periodista: “En el sur podemos hacer una cosa fenomenal”.
Pero las cosas no son tan sencillas como las plantea el presidente libertario. Google y Microsoft ya exhiben datos a tener en cuenta, con tendencias que podrían empeorar la situación de cara al futuro. Según informes confeccionados por ambas corporaciones, se estima que el consumo energético de ambas ya supera, por lo menos, al realizado por 100 países. Google anunció, de hecho, que sus emisiones de gases se incrementaron en un 48 por ciento y en Microsoft el aumento fue del 31 por ciento, en el último lustro. A pesar de sus inversiones destinadas a volverse más sustentables, ambas compañías deberán redoblar esfuerzos si todavía buscan cumplir con el objetivo pactado: llegar a 2030 con un nivel cero de emisiones.
Emmanuel Iarussi, investigador del Conicet en el Laboratorio de IA de la Universidad Torcuato Di Tella, dice en diálogo con Página 12: “Sin dudas hay preocupación por la cantidad de energía que consumen los modelos de IA, dado que buena parte de esa energía proviene de fuentes que contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero”.
¿Cómo se explica la relación IA y consumo energético? A grandes rasgos, los procesadores consumen mucha energía cada vez que realizan un cómputo. Por ineficiencias acumuladas en el diseño, una parte de esa energía se disipa --como en cualquier circuito electrónico-- en forma de calor. De esta manera, la cuenta es sencilla: el mundo está en presencia de centros con una gran cantidad de procesadores que trabajan a tiempo completo y que propagan calor; altas temperaturas que de alguna manera requieren refrigeración, para que continúen operando y no se prendan fuego. En la actualidad, poseen circuitos cerrados de agua y ventilación incorporada para evitar un recalentamiento. De aquí que el gasto hídrico también sea sustantivo: si el auge de la IA se sostiene para 2027, podría demandar la mitad del agua que gasta un país como Inglaterra.
Se calcula, según un informe realizado por Goldman Sachs, que una consulta en internet realizada por una IA requiere diez veces más energía eléctrica que una exploración convencional realizada en Google u otro navegador. En paralelo, hacia finales de década, hay consultoras que estiman que los sistemas de IA podrían necesitar el 0,5 por ciento del consumo global de electricidad, algo así como lo que gasta una nación como Argentina en todo un año.
Natalia Zuazo, especialista en tecnopolítica y directora de Salto Agencia, apunta: “Según los últimos informes, aumentó mucho el uso de electricidad y agua, sobre todo, en los centros de procesamiento de datos que se requieren para entrenar a la IA. Según Naciones Unidas, por ejemplo, de 2018 a 2022 se duplicó el empleo de energía”. Y agrega: “También está el tema de los minerales que se requieren para la transformación digital, insumos que por lo general provienen de países en vías de desarrollo”.
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