08/02/2016
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Luciano Dorcazberro Por Luciano Dorcazberro

Juicio al clan Ginepro: Destrozos y amenazas a jueces y testigos

Copete: 

José, Claudio y Laura Ginepro estaban siendo juzgados en Dolores cuando, durante un cuarto intermedio, comenzaron a tirar los muebles de la sala y amenazar de muerte a jueces y testigos.

José Agustín Ginepro y sus hijos Claudio y Laura, comenzaron una batahola en las instalaciones del Tribunal Oral Criminal Nº 1 de Dolores, durante la cual tiraron escritorios, rompieron vidrios y amenazaron de muerte a testigos y a los miembros del tribunal que los estaba juzgando.

Los tres integrantes de la familia, conocidos en Villa Gesell por sus frondosos antecedentes, estaba siendo juzgados desde el sábado por privación ilegal de la libertad y abuso sexual agravado, en un juicio con numerosos testigos que estaba previsto se desarrollara durante todo el fin de semana largo de Carnaval.


El caso, que tuvo mucha trascendencia, ocurrió en Villa Gesell en enero de 2014, cuando según lo denunciado y lo determinado en la investigación judicial, tres miembros de la familia Ginepro tuvieron privada de su libertad a una mujer, la que fue rescatada posteriormente por la policía.

Mónica Graciela Stifelman, de 61 años, había desaparecido a comienzos de enero de ese año 2014 según su hijo, quien dijo que hacía semanas que no podía tener contacto telefónico, ni por redes sociales con su madre, precisando que esta sufría de incapacidad visual y que desde hacía aproximadamente ocho meses estaba en concubinato con José Ginepro, quien a su entender la tenía privada de su libertad.


Varios de esos testigos habían recibido intimidaciones y amenazas y, por ello, en un momento dado del desarrollo de la jornada, el tribunal decidió que debían retirarse los imputados para poder tomarle testimonio a una persona citada para tal fin. En momentos en que se había producido un cuarto intermedio y los jueces Carlos Colombo, Eduardo Campos Campos y Claudia Castro estaban en una habitación contigua, comenzaron a insultar y amenazar a los jueces. De los insultos pasaron a la acción y empezaron a tirar los muebles de la sala y a romper a puñetazos los vidrios de los escritorios.

Ante el griterío, los jueces volvieron al lugar y uno de los magistrados se encontró a menos de un metro de unos de los imputados que, gritando enardecidamente, intentaba agredirlo, lo que fue evitado por la intervención de un efectivo de la custodia.

También proferían amenazas y gritos contra los testigos, que se encontraban en una dependencia muy cercana, desde la que también pudieron escuchar claramente el escándalo producido en la sala de audiencias en la que, en ese momento, no estaban más que los imputados, sus abogados defensores y el personal del Servicio Penitenciario encargado del traslado de detenidos. Estos últimos fueron los encargados de reducirlos y evitar que se pudiera herir a alguien.

A raíz de los incidentes, el juicio que debía continuar lunes y martes fue suspendido y se formó una nueva causa por lo sucedido el domingo. El fiscal Juan Manuel Dávila tomará declaración indagatoria a los tres involucrados durante el lunes y se estima que en las próximas horas el tribunal decida excusarse, por lo que el proceso deberá continuar a cargo de otros jueces.

En Tribunales, nadie salía de su asombro ante tamaño escándalo que no tiene precedentes en la historia de la justicia local. 

Fuente: La Capital

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