25/01/2017
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Guillermo Andrada Por Guillermo Andrada

Un crimen que conmocionó desde la región al país.

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Se cumplen hoy 20 años del asesinato de José Luis Cabezas. Desde Pinamar la noticia conmocinó al país y llegó al mundo entero. Para muchos fue el comienzo de la debacle del poder menemduhaldista que predominó en los 90. Hoy no quedan detenidos por el crimen y nunca hubo una verdadera certeza del por qué y de quienes fueron los hacedores. La mano no tan invisible de Yabrán y la sociedad entre grandes negocios y el poder político quedaron al desnudo.

El atroz asesinato atentó contra la libertad de prensa y cambió la historia del periodismo, que se vio amenazado en plena democracia.

El asesino de José Luis Cabezas fue beneficiado con la libertad condicional
Esa mañana, Cabezas apareció calcinado dentro de un auto, en un gran pozo, a 13 kilómetros de la ciudad balnearia de Pinamar. Desde un primer momento, el principal sospechoso fue el empresario Alfredo Yabrán, quien manejó un verdadero imperio desde las sombras durante la década de los 90 en Argentina.

"Ni los servicios de inteligencia tienen una foto mía", dijo alguna vez el poderoso empresario en una entrevista. Fue José Luis quien obtuvo esa primera foto y lo pagó con su vida.

Al cumplirse un nuevo aniversario de ese homicidio, ninguno de los condenados cumple su condena en prisión. Algunos recuperaron la libertad y otros murieron. 

[El reclamo de Justicia por el crimen de José Luis Cabezas
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El último 21 de diciembre, el ex policía Gustavo Prellezo, autor material del crimen del reportero gráfico José Luis Cabezas, recuperó su libertad por buena conducta. "En la cárcel se recibió de abogado, pero nunca le pidió perdón a la familia de José Luis y eso debería ser parte de la resocialización", remarca el periodista Gabriel Michi, quien trabajaba con José Luis.

En cuanto al jefe de Seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos, fue condenado como instigador del crimen de Cabezas y hace dos años la Justicia dio por terminada su condena, en la actualidad reparte su tiempo entre la zona norte del Gran Buenos Aires, donde habita, y Corrientes, provincia en la cual administra unos campos.

En tanto que el policía Sergio Camaratta condenado a prisión perpetua, murió el 3 de abril de 2015 y el efectivo de la bonaerense Aníbal Luna condenado a prisión perpetua se encuentra beneficiado "por un régimen especial" y se encuentra en libertad en la localidad bonaerense de General Madariaga.

Lo mismo sucede con el ex comisario Alberto "La Liebre" Gómez, comisario de Pinamar al momento del asesinato y condenado por haber liberado la zona la noche del crimen, y que en la actualidad goza de un régimen de "libertad asistida".

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