A principio de la década de 1930 Aldous Huxley escribía "Un mundo feliz" su novela más famosa, donde describía una humanidad que aceptaba mansamente su esclavitud. Huxley imaginaba allá por 1932 que en la sociedad del futuro por medio de los medicamentos que alteran el estado de ánimo, las distracciones de la tecnología, el mensaje de los medios de comunicación de masas y el fácil acceso a la satisfacción sexual, la mayoría de las personas no se darán cuenta de que no son libres. Una sociedad donde el consumo, la publicidad, la medicación, el entretenimiento vacío y el sexo acallan todas las protestas, un mundo pacífico, feliz. Algo que para 1932 era una novela de ciencia ficción y que sigue calificada así por la crítica.
A poco menos de un siglo de ese imaginario mundo no es dificil hallar semejanzas con el actual. Leído hoy parece una profecía de nuestros tiempos, una descripción casi perfecta de nuestra sociedad, una radiografía de la sociedad de consumo actual. Si bien las protestas continuan y cada vez son más los que optan por distintos modos de vida, la gran mayoría, y fundamentalmente la clase media, tienen sus vidas formateadas por el sistema, con sus gustos, maneras, costumbres, pasiones, amores y odios uniformados y clasificados dentro del corset del "sentido común" que impone la sociedad.
En este contexto es que resulta muy gracioso escuchar a miembros de esa clase media hablar de una "plandemia" para controlar al mundo y crear un nuevo orden mundial como si no lo controlaran y el mundo no tuviera el "orden" que necesitan los poderosos. Es que esta clase media se cree libre, cree que elige libremente todo y que nada lo controla y fantasea con que hay una fuerza superior al capitalismo (?) que la quiere dominar. Por eso salen tan violentamente contra la cuarentena y las medidas de control, porque sienten atacada esta cómoda esclavitud y crean una gran conspiración y un enemigo a quien combatir.
Lo cierto es que el capitalismo es el sistema que domina al mundo y los EEUU el país que manda desde hace muchos años. No necesitan una pandemia para hacerlo, ni mucho menos tener a su capacidad productiva parada como estrategia. No existe el suicidio capitalista, éste vive de la producción. El mundo parado no le sirve al sistema, le sirve a la naturaleza, al planeta, a nuestras cabezas para pensar e imaginar un real mundo feliz.
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