25/01/2023
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El informador geselino Por El informador geselino

DOLORES, A LA ESPERA DE LOS ALEGATOS

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En la previa de los alegatos del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa --que tendrán lugar este miércoles y jueves-- la ciudad recuperó algo de calma. Sus habitantes dicen que así es en realidad, no como lo viene siendo en el transcurso de este enero; aunque como departamento judicial es muy importante y hay antecedentes como el juicio por el asesinato de José Luis Cabezas.

La última audiencia por el crimen de Báez Sosa fue el miércoles 18. Las vallas que rodean al Palacio de Tribunales están cargadas de fotos, banderas y leyendas, flores y velas. "Si no es perpetua no es justicia" es la sentencia que se observa en los carteles pegados en árboles, postes y todo tipo de locales del pequeño centro, y es la idea que predomina en la comunidad, que hizo suyo el dolor de los padres de la víctima.

En la confitería del Hotel Plaza y en Mingo's unas pocas personas desayunan. "Se fueron todos; van a volver hoy", se oye en una de las conversaciones, en alusión seguramente a los cronistas que se hospedan en el hotel. Frente a estos dos cafés está la Plaza Castelli, la más importante del lugar, símbolo del "Grito de Dolores" y rodeada de lo típico --iglesia, Municipalidad, escuela--. Está vacía. Graciela Sosa y Silvino Báez, presentes aquí desde el comienzo del proceso, pasan caminando por la vereda que la bordea.

Una mujer que va en bici se detiene y abraza a Graciela. Una joven se presenta con su nombre --"Michelle"-- y hace lo mismo. Los papás de Fernando están apurados. Silvino explica que van a tener una reunión en el Plaza --donde estuvieron hospedados unos pocos días, para después buscar privacidad en un departamento-- con una persona que los "va a ayudar".

El 18 de enero finalizó, con la 13° audiencia, la etapa probatoria. Este miércoles y jueves son los alegatos --primero es el turno de la querella y la Fiscalía, luego el de la defensa--. "Estamos muy ansiosos. Hubo un break, como se dice. Pero los abogados están trabajando a full. Todos los días hablamos con ellos. La verdad es que hay momentos en que queremos que termine ya", dice Silvino a Página/12, con música de pájaros de fondo. "Estamos cansados de la espera, a veces la espera cansa más que estar trabajando. Pero con fuerza y entereza para el final del juicio. Vinimos con un objetivo que es la Justicia de Fernando. Creo que estamos por buen camino y cerca de que esto termine bien", agrega.

Dice también que se sienten "bendecidos" por haber llegado a esta ciudad, donde fueron recibidos con "mucho cariño y amor". Todos quieren abrazarlos. A muchas personas los ojos se les empañan cuando recuerdan el abrazo que dieron a Silvino o Graciela. No obstante, no necesariamente los habitantes de Dolores solían acudir a los Tribunales en las audiencias. Es un acompañamiento más bien sentimental en la calle. Gran parte de la sociedad adhiere al pedido de perpetua para los ocho imputados. El tercer aniversario de la muerte de Fernando se cumplió aquí. El miércoles 18 hubo un acto en el anfiteatro al que asistieron 2500 personas. A los locales se sumaron amigos y familiares de los papás de la víctima, que llegaron de Buenos Aires y de Paraguay. También otras personas de Buenos Aires que querían apoyarlos.

Tanto se integraron Silvino y Graciela a Dolores que comenzó a circular el rumor de que se quedarían a vivir acá. Silvino se ríe. Eso surgió de un chiste, aclara. Uno de los motivos que lo impiden es el hecho de que tiene sus dos trabajos en la ciudad de Buenos Aires. El hombre toma de la mano a Graciela, cruzan la calle, y se sientan en una mesa al fondo de la confitería del hotel.

Todo está cerca. Demasiado cerca. El departamento que habitan Silvino y Graciela queda a dos cuadras de la plaza; el Palacio de Tribunales, a una; el penal donde están los acusados, a seis.

Las vallas que rodean al edificio de Tribunales están cargadas de fotos, banderas y carteles con leyendas, flores y velas. Luce como una especie de altar y lo armó y lo cuida de la lluvia Graciela Arce, una docente jubilada de 65 años que vino desde La Boca para apoyar a los papás de Fernando. Está desde el comienzo del juicio. Ella colocó las primeras imágenes y luego otras personas agregaron más.

Delante de algunas de esas fotos se paró Graciela Sosa luego de las audiencias para dar declaraciones a la prensa. Aunque es una suerte de altar dedicado a Fernando hay también una foto de los imputados que los tilda de "asesinos" y una cartulina celeste con la misma imagen en el centro --los ocho en el banquillo--. Fibra negra, letra imprenta, grande: "Cadena perpetua". Una reja armada con alambre por sobre la imagen. Enumera ocho puntos: "lágrimas secas, cero empatía, asesinos, mentirosos, peor que un animal, racistas, soberbios, violentos". Y concluye: "¡44 millones contra ustedes!" "Condena ejemplar" se lee en otra cartulina blanca con letras negras.

"Si se puede comprobar que la idea de ir contra Fernando fue algo planeado creo que todos tendrían que tener perpetua, porque la mente de todos está mal, no sólo de los que le pegaron", dice Marcelo, quien prefiere no decir su apellido. "Va a haber perpetua, no sé si para los ocho. Para los demás, una condena fuerte. 10, 15... después lo atenúan. En mi pensamiento tendrían que estar los 10", opina Graciela Arce, con prendedor y barbijo con la foto de Fernando. "Cuando salió (Juan Pedro) Guarino me fui hasta la punta y le dije 'no te creo nada. ¿Por qué no decís la verdad?' El padre me miró y se fueron. A los padres les dije: 'ustedes sabían lo que hacían sus hijos'." "Que se pudran en la cárcel", postula una adolescente. "Si preguntás, el 80 por ciento de la población de Dolores quiere perpetua", concluye el recepcionista de un hotel.

Juan Pablo Vallejos, de 23 años, atiende el bar La Ley, en diagonal a los Tribunales de Belgrano 141, y reflexiona: "A mí me dan lástima las dos situaciones. Me da lástima la familia de Fernando, porque lastimosamente perdieron a su hijo, de la noche a la mañana, y también me da lástima la familia del otro lado, que vive hace tres años con sus hijos presos, sabiendo que les van a dar perpetua. Aunque sean culpables hay una madre y un padre que sufren y ven que su hijo va a pasar toda su vida en la cárcel. No quita que hayan matado a una persona, pero como ser humano me da lástima". Esta es una opinión que suele guardarse porque lo acusan de "justificar" a los asesinos.

El mismo joven repudia "a la gente que viene de afuera a insultar" a los familiares de los acusados. "Llegué a escuchar 'que lástima que no traje huevos para tirar'. No se puede justificar la violencia con violencia", expresa. Hubo incidentes el día de la última audiencia. Según él y también según otros testimonios, no los causaron personas de Dolores. También hubo agresiones en medio de una visita al penal. No se conocen los movimientos de los familiares de los imputados. Por el centro no se los ve nunca. "Se generó odio porque nunca comunicaron arrepentimiento. Los padres hablan de pelea y accidente; nunca reconocen la culpa de sus hijos. Y hablan de su vida y su salud. Se ponen en un rol de víctimas. Aún así, me da lástima", concluye Juan.

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