La movilización del Sindicato de Camioneros comenzó a las 9 y poco antes de las once ya se había terminado. La dirigencia se llevó una promesa de mantener los puestos de trabajo en caso de cambiar de empresa
Como logro fue muy escaso y la dirigencia lo entendió de esta forma porque no insistió ni continuó la medida de fuerza decretada este lunes en el conflicto desatado entre la empresa Ecoplata, los trabajadores y el municipio.
Como es habitual con el sindicato de Camioneros se movilizaron unos 300 camioneros junto a una ruidosa batucada que se instaló frente al edificio municipal. No hubo gomas quemadas ni bombas de estruendo, solo canticos e ironías versadas. Unos seis camiones de recolección de residuos se estacionaron en la avenida 3 entre los Paseos 107 y 108 para interrumpir el tránsito que fue desviado por 109 y 107 hacia las calles laterales.
La batucada fue trasladada en dos colectivos de la empresa “El Ultimo Querandí” lo que prueba la unidad de ambas empresas que tienen el mismo dueño gracias al ex -intendente Jorge Rodríguez Erneta, quien lo alentó y permitió.
Mientras tanto en el segundo piso del palacio municipal el jefe comunal junto a la secretaria de Gobierno, Adriana Migliorisi, recibían a una delegación de Camioneros integrada por el secretario Regional Damián Comas, el delegado local Alejandro Gallardo, el secretario de seccionales Walter Anchava y los secretarios generales de Mar del Plata, Necochea y la Plata.
La reunión no duro mucho ya que la postura de los camioneros era confusa ante la respuesta del intendente quien expresó que la comuna no tiene deuda con la empresa y que los salarios lo debe abonar el empresario. En ningún momento se hizo alguna referencia a la municipalización del servicios y quedó claro que la renuncia a prestar el servicio fue realizada por el empresario Gustavo Pereyra ante los medios y no presentó ninguna nota ante la municipalidad.
Las alternativas de los sindicalistas eran limitadas ya que la relación los une con la empresa y no con el municipio. La decisión de renunciar a prestar el servicio, la falta de pago de los salarios y las horas extras, la ART, la obra social y el penoso embargo que limita las finanzas y el desarrollo de Ecoplata son responsabilidades del empresario y el empresario no estaba en esa reunión.
La presencia de los periodistas en la reunión fue una apertura que benefició al jefe comunal y no disgustó a los sindicalistas aunque hubo cierta ironía hacía la prensa.
El objetivo de la dirigencia sindical siempre fueron los trabajadores y así lo expresaron en reiteradas oportunidades y el respeto por el convenio de trabajo 40/89. A medida que pasaban los minutos las pretensiones quedaron en el respeto al mencionado convenio que garantiza los puestos de trabajo. La idea de otra empresa quedo en el aire con la idea de que asuma a los trabajadores que hoy prestan servicio en Ecoplata. La postura de Barrera fue esperar que Pereyra renuncie, elaborar un pliego, llamar a licitación, garantizar la fuente de trabajo y en esa transición prestar un servicio de emergencia. La propuesta fue aceptada y todo se terminó con la misma velocidad con la que se armó. También los dirigentes adujeron que pueden colaborar con la llegada de alguna empresa.
La reunión terminó antes de las once y en cuestión de minutos la batucada se retiró hacia la empresa donde realizaron una asamblea en la que decidieron levantar la medida de fuerza.
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