Los tres intendentes de Villa Gesell y sus particulares formas de ejercer el poder
La modalidad que implementó el Intendente Interino, Fernando Acebal de reunirse los sábados con los periodistas a desayunar y analizar las medidas que tomó durante la semana le agregó un condimento especial a su breve gestión. Con esta y otras medidas, como por ejemplo hacer un diario de actividades en un sitio de Facebook, llevaron a Acebal a diferenciarse de los intendentes Erneta y Barrera. El momento fue hábilmente manejado por el abogado, con soltura y autonomía. Conocedor de que algunas de estas medidas seducen a la población, supo explotar ese espíritu libertario que domina las voluntades geselinas. Siempre amable y muy respetuoso con todos fue un generador de ideas de inmediata concreción con factibilidad posible y escasa inversión. Aglutino el remanente que dejo el ex intendente Erneta pero sin establecer relaciones carnales con nadie. Durante estas semanas viejas “glorias” ernetistas volvieron a sentarse en el segundo piso como en los viejos tiempos. Pero el “sueño” termino y vuelve Barrera y con él la política seria, prudente, analizada y dubitativa. En resumen un peronista que no lo parece.
Este fenómeno social demuestra que la masa adopta diferentes métodos y depende de quien tome las decisiones. Con Erneta la dinámica era impulsiva, sin análisis, desprejuiciada y muchas veces errónea. Todos obedecían y nadie cuestionaba las resoluciones de Erneta ni de Tavarone. Al que no le gustaba se podía ir. Todos se quedaron porque en un pueblo chico esa cuota de poder se cotiza en prestigio y muchas veces favorece negocios.
Cambio el escenario político. Llego Barrera y todos y todas cambiaron, respiraron con tranquilidad, se perdió el miedo y vieron que podían opinar y tomar decisiones sin consultar nimiedades. De todas formas se adaptaron a Barrera, hablaron por lo bajo, pero asintieron y obedecieron. Los colaboradores más cercanos de Erneta hoy están con Barrera, nadie renunció porque estos tienen la sagrada tarea de “velar por la comunidad” ese es el mandato divino y fueron elegidos para eso. De manera tal que no importa si es Erneta, Barrera o Acebal son funcionales al hombre de turno.
Barrera se tomó vacaciones y llegó Fernando Acebal al poder por dos semanas. Otra vez otros cambios. Decisiones nuevas, reunión con los periodistas, publicación de todos los actos de gobierno que se concretó a medias. Otra dinámica, otro estilo, los decretos invadieron el escenario y la rapidez fue el sello más notorio. Otra vez los subalternos se aferraron a su puesto de trabajo con fuerza bruta y siguieron el libreto que escribió Acebal. Se acercaron algunas “viudas” de Erneta y se volvió a respirar ese aire enrarecido que destilaba el renunciado.
Queda demostrado que estos tipos son manuables, se doblegan ante el poder, nacieron para obedecer y seguir al amo que les da de comer, pero le llaman verticalidad. Claro que quedarse sin trabajo en Villa Gesell debe ser duro, pero la dignidad es un valor ausente y es obvio que no sirve ni para comer, ni vestirse, ni viajar, hace a la persona más integra.
Vuelve Barrera y deberá nombrar un secretario de Gobierno, ese nombramiento está en su cabeza y es íntimo. Pero deberá evaluar qué perfil debe tener un secretario de gobierno en su esquema político. Deberá ser un hombre experimentado, hábil, simpático y dotado de cierto cinismo. Debe ser confiable y fundamentalmente no debe abrir frentes conflictivos, sino todo lo contrario para facilitar la tarea de Barrera.
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