Y llegó finalmente el día. El presidente Alberto Fernández apretó el botón verde y envió este martes a la Cámara de Diputados el proyecto para despenalizar y legalizar el aborto junto con el llamado Plan de los 1000 días, de acompañamiento de la maternidad en situación de vulnerabilidad y hasta los tres primeros años de vida de niños y niñas.
Con la llegada de las dos iniciativas al Congreso, las fichas ahora se empiezan a mover en el tablero legislativo para buscar la sanción. La propuesta de ley de Interrupción Voluntaria de Embarazo del Ejecutivo, prometida por el mandatario en campaña, recoge los consensos del debate de 2018 y se pondrá en discusión con otras iniciativas que se refieren al tema como el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, presentado por octava vez el año pasado.
Se espera que tenga un tratamiento rápido en el plenario de las comisiones que deben dictaminar y que serían Legislación General, Salud y Acción Social, Mujeres y Diversidades y Legislación Penal, todas presididas por diputadxs “verdes” del Frente de Todos.
Como en el 2018, los votos para darle media sanción en la Cámara baja se dan por seguros. En el Senado, donde la votación será más ajustada, la voluntad política de la Casa Rosada de sacar al aborto de la clandestinidad será factor clave para lograr las adhesiones necesarias o conseguir algunas abstenciones oportunas.
El rol que quiera jugar la vicepresidenta CFK gravitará, seguramente, en la posibilidad de que la Argentina se convierta en faro de la marea verde en Latinoamérica. Esta Navidad, el arbolito podría brillar más verde que nunca.
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