El vicepresidente ya es culpable en el imaginario de quienes consumen Clarín, La Nación y otros cientos de medios que replican sus insinuaciones diarias. En la Justicia, es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Si hasta ahora Boudou esperó a que la Justicia investigue, ahora comienza su defensa.
Propios y ajenos se sorprendieron cuando la Presidenta, allá por junio del 2011, propuso como su vicepresidente a Amado Boudou. No era uno de los nombres que se venían manejando públicamente, pero la decisión quedó más clara en cuanto la Presidenta explicó el por qué. En el 2008, Amado Boudou había sido el principal impulsor de la estatización de las AFJP, una importantísima medida de distribución de riqueza que se llevó a cabo con la venia de Néstor y Cristina. Al sacarle el negocio a los grupos concentrados, se benefició no sólo a los que ya estaban jubilados, sino también a otros 2 millones que consiguieron jubilarse después de la estatización. Se calcula que esta decisión les hizo perder a las corporaciones 1300 millones de dólares por año: un verdadero golpe a los centros del poder.
El kirchnerismo, después de ocho años, había encontrado un relevo, un sucesor. Las grandes corporaciones, que lo vislumbraban como un obstáculo ya como Ministro de Economía, se pusieron una nueva meta común: impedir el crecimiento de Boudou y anularlo como candidato posible de una continuidad kirchnerista. Así, le allanarían el camino a la “restitución conservadora” que vendría de la mano de Scioli, Massa o el que más votos arrastre llegado el momento. Tal vez por eso Boudou sostiene que “Hay que mirar quiénes eran candidatos o quiénes pretendían ser candidatos en ese momento para entender muchas piezas en esta causa. Ahí está la clave”.
Las elecciones fueron en octubre de 2011 y la asunción fue en diciembre del mismo año. A los dos meses, en febrero de 2012, estalló en los medios que Boudou podría estar implicado en ilícitos en lo que conocemos como “Caso Ciccone”. Es decir, bien desde el comienzo de su vicepresidencia, la imagen de Boudou comenzó a desgastarse. Clarín y La Nación dedicaron más de 200 tapas al vice y en cada una Boudou estaba “más complicado”. Un verdadero linchamiento mediático. Si Cristina buscaba un vicepresidente activo, que diera la nota por enfrentar a las corporaciones, su plan terminó siendo frustrado. Boudou sí pasó a formar parte de las noticias que los argentinos consumimos todos los días, pero por supuestos delitos en el marco del levantamiento de la quiebra de Ciccone.
Hoy en día, Boudou está procesado por cohecho y negociaciones incompatibles con su cargo de vicepresidente. También están procesados, vale decir, otros implicados en la historia, algunos de los cuales comenzaron siendo víctimas en la causa y en las pantallas de TV: José María Nuñez Carmona, Alejandro Vandenbroele, Rafael Resnick Brenner, Guillermo Reinwick y Nicolás Ciccone.
A partir de ahora, comienza el juicio de Boudou y de los demás implicados en el Caso Ciccone. Lo cierto es que, aún si al final del proceso judicial no se encuentran elementos probatorios en contra de Boudou, el vicepresidente ya es culpable en el imaginario de quienes consumen Clarín, La Nación y otros cientos de medios que replican sus insinuaciones diarias. Culpable, corrupto, sucio. Pensemos que Boudou podría haber sido el candidato a la presidencia en el 2015 y ahora no tiene posibilidades reales de continuar su carrera política. En los medios, Boudou ya fue juzgado. En la Justicia, es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Si hasta ahora Boudou esperó a que la Justicia investigue, ahora comienza su defensa.
Fuente: hamartia.com.ar
Escriben Santiago Mouradian y Julián Saúd
Colabora: Facundo Daelli
Mirá en estos enlaces otras secciones que forman parte de la investigación:
Caso Ciccone: todos procesados
¿Qué era Ciccone Calcográfica S.A.?
De la quiebra a la estatización
El Caso Ciccone en la Justicia
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