Carlos Wagner, ex titular de la Cámara Argentina de la Construcción, aseguró que el fiscal Stornelli ofrecía a los imputados detenidos la salida de prisión a cambio de denunciar a funcionarios del kirchnerismo. Las declaraciones de la causa Cuadernos no cuentan con registro fílmico ni grabación, lo que transgrede la ley.
El Tribunal Oral Federal que tiene encomendada la realización del juicio por la Causa Cuadernos validó la declaración de un “arrepentido” que denunció que esa declaración le fue arrancada bajo coacción a cambio de recuperar la libertad.
Se trata del ex titular de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Carlos Wagner. “La sola circunstancia de que el Ingeniero Wagner se encontrara detenido al momento de participar del acuerdo de colaboración, con su libertad física condicionada a la efectiva suscripción del mismo resulta un elemento más que relevante para poner en tela de juicio la voluntariedad de sus dichos”, expresaron los abogados del empresario, Zenón y Federico Ceballos.
Wagner criticó contra la forma en que fue aplicada en su caso la ley del “imputado colaborador”: “las disposiciones de la normativa cuestionada establecen un modo de colaboración que propició la autoincriminación forzada del imputado arrepentido, pues la libertad quedó supeditada a su colaboración, dejando en plena evidencia su formato coactivo”.
Wagner explicó que su declaración como arrepentido había estado condicionada por una situación de coerción física que no estaba justificada, pues no existían “riesgos procesales” para disponer de su encierro al inicio de la Causa Cuadernos. Y dejó entrever que aceptó ser “arrepentido” a cambio de recuperar rápidamente su libertad, sin admitir ahora la certeza de aquellos dichos. Tanto fue así, que pidió que su declaración como arrepentido no sea incorporada como prueba al momento de la realización del debate oral.
”Los abogados presentes en todas las audiencias contribuyeron, moralmente obligados, a corroborar esa triste ficción en el convencimiento de que era el único pasaporte para terminar, siquiera de momento, con las humillaciones que importaban los traslados, la cárcel y el alojamiento en tres alcaidías diferentes de personas invariablemente añosas, inclusive octogenarias, que soportaron todo tipo de padecimientos físicos y morales”.
La defensa graficó ese escenario coercitivo: “Todos, detenidos y abogados, querían tener al menos una de las últimas ‘sortijas’ que el Fiscal de la causa había prometido enfáticamente para quienes se ‘arrepintieran’”. Así, aludió a una manifestación atribuida al fiscal Stornelli cuando arreciaban las detenciones de empresarios y a posibilidad de que recuperaran la libertad si apuntaban a funcionarios del gobierno 2003 – 2015, especialmente hacia la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
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