Miles de personas con discapacidad en Argentina enfrentan una creciente incertidumbre sobre sus pensiones, luego de que la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) comenzara a enviar cartas documento, exigiendo que los beneficiarios se presenten personalmente para una "auditoría". Bajo amenaza de perder el beneficio, los ciudadanos deben trasladarse hasta las oficinas del organismo en Buenos Aires, presentar documentación y enfrentar largas esperas. El Gobierno, bajo la gestión de Javier Milei, pretende realizar una revisión de los beneficios, lo que incluye un recorte de al menos 200.000 pensiones en 2025, según lo anticipado en el presupuesto.
Lucrecia, una mujer de 40 años con síndrome de Down, es una de las muchas personas afectadas por esta medida. A principios de agosto, recibió la carta documento de la ANDIS, obligándola a presentar pruebas de sus ingresos mensuales para evitar la pérdida de su pensión por "invalidez". Al igual que ella, miles de personas con diversas discapacidades se han visto obligadas a acudir a la sede de la agencia en Congreso, donde se realizan audiencias que no garantizan la continuidad de los beneficios. La incertidumbre y el miedo se apoderan de los afectados, quienes temen perder la única fuente de ingresos que les permite llevar una vida independiente.
Desde el Gobierno sostienen que estas citaciones son parte de una "auditoría" que busca regularizar los beneficios, apoyados en un decreto de 1997. Sin embargo, diversas organizaciones de derechos humanos y colectivos de personas con discapacidad consideran que este procedimiento es violento y vulnera derechos fundamentales. Según la Red de Personas con Discapacidad (REDI), las pensiones por invalidez son un derecho adquirido que no puede ser revocado arbitrariamente. Este ajuste, afirman, podría ser judicializado, dado que contraviene normativas internacionales que protegen los derechos de las personas con discapacidad.
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