20/07/2020
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El informador geselino Por El informador geselino

LA COLUMNA DEL DOMINGO.

Copete: 

Visibilizar la economía informal para avanzar en la etapa post-pandemia
Por Gabriela Calotti

Después del golpe cívico-militar de 1976, el proceso de desindustrialización empezó a generar trabajadores informales que se la iban rebuscando con un oficio, muchos eran gente mayor y mujeres. En los años 90, la economía informal empezó a absorber a aquellos excluidos del sistema como consecuencia, entre otras, de las privatizaciones menemistas que dejaron en la calle a muchos trabajadores, de edad media para quienes conseguir un trabajo formal era casi una misión imposible. En cambio, las últimas crisis provocadas por los ejecutores del neoliberalismo en Argentina, en particular del gobierno anterior, vienen afectando en gran medida a los más jóvenes. Visibilizar a esos millones de trabajadoras y trabajadores informales de nuestro país es una deuda pendiente.

Desde el gobierno nacional estiman que al menos seis millones de personas forman parte de la economía popular, sin un reconocimiento formal del Estado que permita estructurar su actividad y desarrollarla con una articulación local y territorial.

Por esa razón, y como parte de un paquete de medidas para salir adelante en la etapa posterior a la pandemia provocada por el Covid-19, con un economía que lleva tres años en recesión (recordemos que Alberto Fernández lleva en el poder apenas siete meses), el gobierno nacional decidió abrir esta semana el llamado Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular con el propósito hacer productivos miles de emprendimientos en todo el país.

“Queremos salir de esa economia y avanzar hacia el desarrollo humano. Nuestra meta es que el trabajo tiene que ser el ordenador social. No es un problema de ingresos. Es un sector que hay que ordenar para que se pueda estructurar. Para que se ganen la vida dignamente con su trabajo”, nos explicó Pablo Chena, director nacional de Economía Social y Desarrollo Local del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación

El registro, que se abrió esta semana, en un primer momento por internet en la página del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, tiene cuatro ejes: por ramas; por actividad; por unidad productiva (cooperativa, pequeño emprendimiento familiar, trabajador independiente; o una organizaciones de fines comunitarios) y por ubicación geográficas. Al registro se puede acceder mediante el siguiente link: http://renatep.mds.gob.ar/

“Nos da un mapa de la economia popular”, un sector enorme que “hoy está invisibilizado” y que por lo tanto es “vulnerable”, consideró Chena, que también es docente universitario.

El registro que se instrumentará como primer paso para conformar ese mapa de la economía popular contempla ocho ramas de actividad: agricultura familiar y campesina; comercio popular y trabajo en espacios públicos; recuperación, reciclado y servicios ambientales; construcción e infraestructura social y mejoramiento ambiental; industria manufacturera; servicios socio-comunitarios; transporte y almacenamiento; y servicios personales y otros oficios.

Esas ocho ramas, incluyen más de 70 actividades que van desde artesanos, artistas callejeros, pesca y acuicultura, trabajadores de comedores y merenderos, peluquería, jardineros, fletes, mensajería y delivery hasta albañiles, gasistas, plomeros, trabajadores de la agricultura familiar y campesina, turismo rural, cuidadores de niñes, ancianos y personas con discapacidad, zingueros, techistas, herreros, feriantes y ladrilleros.

Uno de los sectores donde se concentra buen número de trabajadores informales son los cordones hortícolas. El primero se ubica en la zona de La Plata y Florencio Varela, que “es el más importante del país y uno de los más importantes de América del Sur”, nos explicó Gustavo Tito, responsable técnico del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria). Otra zona de producción relevante está en Escobar y General Rodríguez.

El segundo cordón en importancia en la provincia es el “gran Mar del Plata”, y el tercero en Bahía Blanca, donde superan el millar y medio de trabajadores informales en cada zona. Ahora bien, para comprender el valor del trabajo en este sector, lo más ilustrativo es explicar por ejemplo, que “cada productor saca por mes por hectárea entre dos y tres toneladas de verdura. Y cada productor tiene por lo menos dos hectáreas” a su cargo, precisó Tito, que es además docente en la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) de Florencio Varela.

La registración de los trabajadores de la economía popular sería una primera etapa. En un segundo momento, los trabajadores y trabajadoras obtendrán beneficios legales; fiscales; financieros, esto significa el acceso a créditos productivos a tasas preferenciales, entre otros; comerciales, como el acceso a ferias populares, compre estatal y compre social; y de capacitación.

“Es un registro económico. Reconocerlos como trabajadores y no como pobres.
Estamos planteando un registro productivo” con el convencimiento de que “puede ser una herramienta importante para la recuperación post-pandemia”, sostuvo Chena.

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