Después de los nueve días de alegato del fiscal Luciani y el pedido de condena, llegó la hora del alegato de la defensa... El pueblo bancando frente a la casa de su conductora en Recoleta. Una vigilia permanente, con gente de todo el País en un clima festivo y sin disturbios, más allá del bullicio y los cantos de apoyo.
En un país cuya política gira 180 grados en una semana, el plan de persecución del partido mediático-judicial tuvo el efecto opuesto al buscado. Puso a la Vicepresidenta en una centralidad política superior a la que había tenido en lo que va del gobierno del Frente de Todos.
El arco heterogéneo que conforma el frente de gobierno se unifica tras la figura de Cristina, por convencimiento o por la ineludible lectura de lo que está mujer despierta en el pueblo peronista.
La oposición, desconcertada ante tamaño efecto dominó que derrumba su estrategia, apuesta nerviosa a lo que su ADN le dicta... La represión.
Y aparecen en la mañana de ayer las vallas y los carros hidrantes de la policía de Larreta cercando la casa de la Vicepresidenta de la Nación, en una muestra más de su republicanismo de cotillón.
Y otra vez la gente bancando, otra vez marchando al encuentro de su lideresa, levantando actos en otros puntos de la ciudad y de la Provincia y convergiendo en esa Recoleta que muchos pisaban por primera vez.
Y sacaron las vallas, se fue la infantería mientras el gerente de la inmobiliaria capitalina apelaba a la paz social que horas antes se encargó de romper.
Cómo en las bombas del 55, cómo los desaparecidos en la dictadura, siempre son los mismos apellidos y los mismos métodos.
Y en una esquina liberada por su gente, Cristina volvió a denunciar a los violentos desde un palco improvisado.
En el medio algunas imágenes, Máximo Kirchner golpeado por la policía cuando intentaba llegar a la casa de su madre, un cordón para que pueda llegar una viejita de 93 años a ver a su Cristina, los mates compartidos con Luciano y los otros pibes cerca de la puerta que cuidaban, el diputado y ex gobernador José Luis Gioja y el Intendente de Villa Gesell haciendo el aguante, el cariño para con los noteros de los medios "del palo"...
Pero me quedo con la foto del pueblo peronista con las patas en una fuente imaginaria de la Recoleta, en este agosto con olor a octubre...
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