En el marco de la nueva extensión de la cuarentena por tres semanas, con diferenciación de las aperturas permitidas según la circulación del virus en cada región o distrito, es necesario reflexionar sobre cómo la irresponsabilidad de individuos y/o gobernantes puede poner en riesgo la salud y la vida de las personas.
El caso de Olavarría tiene ribetes hasta graciosos, si algo puede causar gracia en este contexto de una pandemia.
El intendente Ezequiel Galli, de Juntos por el Cambio, quiso forzar una apertura de las restricciones a la circulación y apertura de actividades, cediendo a presiones en ese sentido, tanto locales como de algunos referentes nacionales de su pertenencia partidaria.
Para eso hizo una encuesta entre la población, que rechazó la propuesta de terminar con la cuarentena.
Llegó a darse en Olavarría la paradoja de un intendente justificando su pretención a la mañana esgrimiendo el argumento de ausencia de circulación del virus y teniendo esa misma noche que confirmar 4 casos y retroceder de fase en la contención de la propagación de los contagios.
El caso de Necochea es una verdadera cadena de irresponsabilidades ciudadanas.
En una ciudad de cien mil habitantes, que sólo había tenido tres casos de covid-19 ya superados y sin circulación del virus, se produjo un brote a partir de varios incumplimientos de las medidas de contención.
Un hombre mayor con antecedentes cardíacos viajó a la ciudad de Buenos Aires y allí tuvo una intervencion en el sanatorio Güemes, dónde contrajo el virus.
Había aprovechado el viaje para comprar insumos de protección ( barbijos, alcohol en gel, danitizantes, etc ) que comercializaba en Necochea en sociedad con su pareja.
Este hombre, el paciente "cero", regresó sin síntomas a Necochea y contagia a su pareja y a los hijos de esta.
Una mujer embarazada organiza un babyshower con más de treinta personas, en obvia contravención de las medidas, al que concurren dos de los hijos de la pareja del paciente "cero",a su vez su madre había confeccionado los souvenirs del evento.
A partir de esa reunión se produce un brote de contagios, agravado por la fiesta de cumpleaños de una de las asistentes al babyshower a los dos días, una nueva irresponsabilidad que agravó la trasmisión.
El resultado inmediato fueron 18 casos confirmados y centenares de personas aisladas, que derivan en la situación actual que gráfica el parte oficial al pie de esta nota.
El paciente "cero", su pareja y la organizadora del babyshower son pasibles de causas penales, en las que sería querellante el municipio.
El bebé, ya nacido, es el primero en nuestro país que registra al nacer covid-19 positivo.
Hasta ahora todos los contagiados están transitando en buen estado la enfermedad.
Ya en el campo de lo anecdótico, el paciente "cero" enfrenta otra causa penal porque los elementos que comercializaba estaban adulterados.
Es evidente el contraste de estos ejemplos de irresponsabilidad con la eficiente contención de los contagios en nuestra ciudad, que con lógicos errores ante una situación sin precedentes, a demostrado ser responsable y acompañada por la mayoría de los geselinos.
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