El presupuesto nacional para 2025 establece el pago de la deuda como la máxima prioridad, superando cualquier otro tipo de gasto. Con proyecciones de un crecimiento económico del 5% y una inflación del 18%, el gobierno de Javier Milei prevé un dólar oficial a $1207 para fin de año. La estrategia incluye una política de ajuste fiscal severo, donde los gastos corrientes, incluidos los sueldos, disminuirán si la recaudación impositiva cae, ajustándose a los principios de recesión y estabilidad económica.
El presupuesto presentado en la Cámara de Diputados destaca una "regla fiscal inquebrantable", que prioriza el pago de la deuda por encima de los gastos primarios, como salarios estatales. Según Milei, si los ingresos fiscales no cubren los gastos necesarios para el servicio de la deuda, estos gastos deberán reducirse para aumentar el superávit y cumplir con las obligaciones de deuda. Esta política implica que, en caso de una recesión económica, el sector público absorberá el impacto antes que el privado.
El enfoque de Milei se centra en una reducción drástica del gasto público, siguiendo la premisa de que eliminar el déficit fiscal es esencial para el bienestar económico. La propuesta de blindaje fiscal sugiere que, si la economía entra en recesión, el gasto público también disminuirá, lo que podría intensificar la recesión al reducir aún más la demanda. El plan excluye de su prioridad áreas clave como salud, educación y servicios básicos, que podrían sufrir recortes en caso de que el superávit primario no sea suficiente para los pagos de deuda.
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