14/10/2022
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El informador geselino Por El informador geselino

SEBASTIAN CERIA, EL CEO QUE PATEO EL TABLERO DEL COLOQUIO DE IDEA

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Ante un polo de gerentes que no representan el sentir de los dueños, aseguró que el sector privado "es el que tiene que ceder"; y tras los dichos de Macri sobre Argentina en España, criticó a los que hablan mal del país cuando van al exterior. Se suma a la corta lista de los que se animaron a romper el orden establecido de la reunión empresaria.
 

“Como gesto de ceder, podría él empezar por volver a la Argentina para hacer esos reclamos”, la frase, escuchada en los pasillos del Coloquio de IDEA de boca de una directora de una importante compañía, sintetiza el malestar que generaron las palabras del ceo y matemático Sebastián Ceria. El argentino, radicado en los Estados Unidos desde 1988, abrió la reunión en Mar del Plata con dos mensajes fuertes: “los primeros que tienen que ceder son los empresarios”, dijo ante el dilema que plantea el encuentro (Ceder para Crecer); y luego aseveró que no está bien hablar mal del país cuando uno está afuera. Esa declaración se da a horas de que el ex presidente, Mauricio Macri, cuestionara al país desde su gira europea, además de considerar que es una democracia fracasada.

"Nada es casual, no hay coincidencias", contaron personajes que conocen Ceria desde bastante antes de desembarcar en el Sheraton de Los Troncos. Titular del Centro de Estudios Fundar y ceo de Qontigo, el empresario es una rara avis o bicho raro que rompió la lógica de un Coloquio ultra conservador pero, sobre todo, de mensajes muy esterotipados (la tríada baja de impuestos, fin de la grieta y reforma laboral). Así, se inscribe en el pequeño pelotón de los que se animaron a patear el tablero.

Un repaso rápido: en la edición 47 del Coloquio, año 2011, el entonces titular de la empresa textil El Cardón, Gabo Nazar, aseguró que "los empresarios argentinos son una maquina de fugar dinero". Años más tarde, el sacerdote jesuita Rodrigo Zarazaga, de fluidos contactos con el sector privado, cuestionó en el Coloquio del 2016 a los que dicen que "los beneficiarios de los planes sociales no quieren trabajar". Y luego, en 2019, Carolina Castro, la primera mujer en la mesa chica de la Unión Industrial (UIA), consideró ante esa misma platea como central el rol del Estado y hasta se animó a hablar de "distribución de la riqueza".

Los casos de estudio, entre los que ahora aparece el de Ceria, son pocos porque el sistema de IDEA está preparado para evitar filtraciones de este tipo. Es un ambiente sin riesgo político para el establishment, desde el armado de los paneles hasta los coordinadores de los debates. Casi un imperio del pensamiento único calculado para evitar dolores de cabeza.

Ceria llegó al Coloquio luego de una charla con los titulares de IDEA, Roberto Murchinson y el presidente del encuentro, el ex presidente de Toyota, Daniel Herrero, otro de los que supo diferenciarse del establishment habitual. Es más, el lema del Coloquio, "Ceder para Crecer", es un concepto que ideó Herrero hace unos años, pero con el sentido de interpelar a los poderes que están más allá de la habitual crítica empresaria al Estado y los sindicatos. Pícaro, Herrero está convencido, como Ceriá, que el empresariado tiene que modificar muchas conductas y no esquivar los debates sobre el rol del poder real.

"Hay gente a la que no le gusta lo que dijo y a otra que sí, pero él pone la plata donde quiere", consideró ante este diario un empresario que está en Mar del Plata y lo conoce hace tiempo. Quienes lo frecuentan afirman, de hecho, que cree en la diáspora argentina y fomenta que los que están en el exterior no sólo inviertan en el país, sino que se comprometan con los contextos. Ceria vive en Nueva York y financia y financió proyectos varios. Uno de los importantes, durante el Gobierno de Cristina Kirchner, en 2011, recibió la aprobación y el aval para el proyecto Cero+Infinito, un nuevo edificio en la facultad de Ciencias Exactas en el que recibió el apoyo del entonces ministro Lino Barañao y el científico e investigador del CONICET Jorge Aliaga.

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