La respuesta del gobierno ante las últimas movilizaciones, usando como excusa para reprimir el “protocolo” dictado por la ministra de seguridad Patricia Bullrich, debe hacernos reflexionar sobre como organizar el combate contra este gobierno en el futuro. Está más que claro que el ajuste es contra las y los trabajadores activos y pasivos y más aun que solo cierra con represión y derrota.
Nota de opinión por Guillermo Cardoso
Las inversiones en pertrechos bélicos represivos y los incentivos económicos a las fuerzas de seguridad por participar de la represión, muestran claramente que la intención del gobierno de Milei no es ceder a la movilización popular mientras éstas no sean masivas. Este gobierno necesita una derrota física del pueblo en las calles para imponer su plan de ajuste y hambre. Busca terminar con las movilizaciones a base de palos y gases y que fracasen las convocatorias de las organizaciones populares. “La paz de los cementerios” se le llamaba a lo que busca el gobierno a través del terror ejercido por el Estado.
Ante esta situación es razonable preguntarse como enfrentar de aquí en más a un régimen dispuesto a lastimar a su pueblo si protesta. Y aquí es donde la mirada se debe dirigir, inexorablemente, hacía el movimiento obrero organizado. No hay nada más poderoso que la voluntad obrera cuando esta se decide a la lucha en forma organizada. Si se habilita desde los gremios la discusión en asambleas de base, si se prepara y se vota desde abajo un plan de lucha progresivo, si los gordos de la CGT dejan de mirar solo sus bolsillos, si empujamos desde cada lugar… Podemos ponernos de acuerdo y parar el país hasta que se escuchen nuestros reclamos.
La huelga general es el arma más poderosa con la que contamos los trabajadores. Pero para que sea exitosa y nos lleve a buen puerto hay que discutirla y prepararla desde abajo dejando de lado y reemplazando a los dirigentes que se opongan a lo resuelto en asambleas. Es hora de sincerar conducciones, de desenmascarar a quienes dicen defendernos y juegan para el enemigo. Ellos se preparan para derrotarnos y lo tienen bien claro, nosotros nos perdemos en discusiones y nos entregamos a los palazos. La cancha está marcada como nunca, solo hay que ver quién juega para quien y organizarse para luchar. No hay régimen, gobierno o dictadura que soporte una huelga general por tiempo indeterminado sin ceder o bajarse del trono. La decisión es nuestra.
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