UNA CUESTIÓN DE CONFIANZA

En estos meses de pandemia las redes explotan con videos de médicos, biólogos e investigadores que hablan de distintas sustancias que, según ellos, serían beneficiosas en el tratamiento del Covid19, entre ellas el Clorito de Sodio, que desde hace años se promociona como panacea para distintos males. Sustancia no aprobada por la OMS y desaconsejada por nuestro Ministerio de Salud que, en estos tiempos, sucita controversias, discusiones y hasta furibundas peleas por su uso o no para combatir este virus. Llama la atención ver como se suben videos destinados a la comunidad médica como argumentos a favor de su uso y para ganar la discusión en la red social. Como si cualquiera de nosotros pudiera evaluar sus propiedades desde el living de casa sin conocimientos médicos ni científicos. Al no estar aprobada la sustancia no existen laboratorios que la fabriquen, dejando librada a la pericia de fabricantes caseros la asepsia e inocuidad de la misma. Con menos de un año de existencia del virus, tampoco existen pruebas fehacientes de su efectividad. Sin embargo, sus defensores acusan a las autoridades de ser cómplices de las multinacionales farmacéuticas en su negocio lucrativo, de ocultar y callar sus beneficios para vendernos una vacuna de dudoso origen. Más allá que el negocio de las farmacéuticas es una realidad y toda esa industria está cuestionada por privilegiar intereses corporativos en contra de la salud de la especie humana, en este caso puntual, se impone ser cuidadoso. Al carecer el hombre común de los conocimiento necesarios para determinar si es saludable o no consumir el Clorito de Sodio, solo queda aceptar la opinion y recomendación de las personas e instituciones que nos merecen confianza. Y en este sentido es bueno recordar que recuperamos el Ministerio de Salud que había sido borrado por el macrismo y el gobierno de manos de canallas endeudadores y fugadores de divisas. Que a ocho meses de la asunción este gobierno ha demostrado privilegiar la salud por encima de los intereses del establishment que necesita la producción a toda costa para seguir incrementando su patrimonio. Por lo tanto, solo es una cuestión de confianza para decidir que hacer en este caso. Las autoridades que elegimos hace menos de un año no aconsejan su consumo, deben merecer entonces, nuestra confianza.