Ahí los tenés a los pelotudos. No puedo dejar de imaginarme a los sujetos en cuestión, en tiempos de pre-pandemia, juzgando a losnegrosdemierda. Así, todo junto y con genérico masculino, siempre. Así, escupiendo el prejuicio de que son todos iguales, ante cualquier situación. Así, culpando de los males de la sociedad a todo aquel que se ubique un escalón por debajo de su presunción en la maldita pirámide de estratificación que tanto veneran. Así, vomitando sin asco estigmas al portador de rostros morochos. Y sin embargo, ahí los tenés a los pelotudos a timón que seguramente, si contraen el maldito virus, serán atendidos por algún negro de mierda que estudió medicina en la Universidad Pública. Y por alguna negra de mierda que, gracias al FINES, terminó el secundario y se metió en Enfermería. Y otro negro de mierda, arriba de algún camión, llevará a los negocios los alimentos y los remedios que los pelotudos consumen. Y otro más les recogerá la basura. Y los pelotudos, con suerte, cumplirán la cuarentena. Si no les da por escaparse a tomar cerveza en Palermo o abarrotarse en la cola de un Starbucks. Pero ahí están. Dándose el lujo de quemar barbijos, que hace meses escaseaban hasta para el personal de salud cuando la misma manga de pelotudos los revendía a precios obscenos con idéntico nivel de inmoralidad con que se stockeaban de papel higiénico para limpiarse el culo por tres décadas. Se cagan en todo. En absolutamente todo. Se cagan en las medidas tomadas por el gobierno ante una catástrofe sin precedentes históricos. Se cagan en la muerte que nos rodea. Se cagan en todas las ausencias que estamos sangrando quienes entendemos la vida como prioridad. Y se cagan en ese montón de negros de mierda, que están en la primera línea de batalla, poniendo cuerpo y alma para salvarnos de tanto infierno. Incluso, a los pelotudos como ellos. Y no me vengan con que nombrarlos les da entidad porque entidad e impunidad tienen de sobras. Y escupir palabras sobre esta runfla de infradotados es lo único que me salva de no morir atragantada de espanto.
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